De camino al bosque
mis ojos eran verdes
mi corazón
todavía dormido
el motor de mis palabras
la ruta
más que ruta
era un sueño
los árboles mis amigos
mis manos las raíces que
crecían con el tacto de las piedras
cada paso
era el primero
el suelo estaba lleno de preguntas
mis pies tenían la respuesta
cada huella
era un acierto
Entonces fue cuando
desnudé a la tierra
hasta los huesos
y agradecida
me compensó con un poema
(que leyeron los pájaros)
y con un beso
(que despertó mi corazón).
martes, 19 de febrero de 2013
sábado, 2 de febrero de 2013
Un paseo por la costa.
Empiezo tímido y reservado
a caminar sobre la franja de mi infancia.
La arena cede ante mis pasos
y rencorosa anota mi recorrido en su piel.
La brisa,
bromea con mi cuerpo desnudo.
El agua llega a mis pies
una y otra vez
ligera, suave, cautelosa
abraza a mis dedos
y roza mis tobillos.
Viene, se va,
como-quien-no-quiera-la-cosa
avanza.
En la inquietante lejanía
se encuentra el mar
más azul que nunca
todavía arropado por los brazos de la tierra.
Cada suspiro es una ola
y cada ola una señal de vida.
Me veo a mi mismo jugando.
Pala, cubo, rastrillo
mi madre en la toalla.
En la orilla, descansarán siempre los niños.
a caminar sobre la franja de mi infancia.
La arena cede ante mis pasos
y rencorosa anota mi recorrido en su piel.
La brisa,
bromea con mi cuerpo desnudo.
El agua llega a mis pies
una y otra vez
ligera, suave, cautelosa
abraza a mis dedos
y roza mis tobillos.
Viene, se va,
como-quien-no-quiera-la-cosa
avanza.
En la inquietante lejanía
se encuentra el mar
más azul que nunca
todavía arropado por los brazos de la tierra.
Cada suspiro es una ola
y cada ola una señal de vida.
Me veo a mi mismo jugando.
Pala, cubo, rastrillo
mi madre en la toalla.
En la orilla, descansarán siempre los niños.
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